A la manera en que un entremés cumplía ese papel en el teatro del siglo XVII, la publicidad interrumpe el mundo para contar sus propias tramas. Si la audiencia lo tolera es porque, con independencia de que ayude a financiar el edificio, lo reconoce hecho de lo mismo que ocurre en la secuencia entrecortada. Este blog pretende asistir a ambos a través de lo que un anuncio cuenta del entorno en que sucede. En cierto sentido, no mira al escenario sino al público.