martes, 30 de mayo de 2017

guts festival




Hay que estar muy seguro de uno mismo para decir en alto, en tan alto, el tipo de festival que no eres, pero dudosamente es eso. Asi que ha de ser que, sencillamente, lo que al final acabes siendo es menos valioso que lo que sabes que debes ser, incluso si no siempre lo logras. De cuantos clichés mastica a diario la publicidad, pocos como el temor a parecer lo que eres merecen la chanza tan a gusto.

martes, 23 de mayo de 2017

conoce la ruidención



Gozosamente, como si un juego, las campañas que anuncian las últimas temporadas de la Orquesta Nacional parecen tan relacionadas con el público que asiste a ellas como lo que éste, con sus toses permanentes y nulamente minimizadas, parece opinar de la música a la que asiste. Transversal, ambigua, hecha de interpretación más que de pentagrama, sus visuales son una sacudida conceptual que apuesta por una mirada que aún no llega a posarse sobre ella, hecha la audiencia predominante de adultos o ancianos que maltratan la escucha con su propia sinfonía de ruidos. Pocos de quienes asisten a sus conciertos verán en la campaña algo que añada algo a lo que ya saben o esperan de su programación, y en eso la campaña es milimétricamente ecuánime: devuelve cada segundo de lo que la orquesta ha de pensar de quienes van al Auditorio Nacional a escucharse a sí mismos con más eco del habitual.  

lunes, 22 de mayo de 2017

contra el libro viejo


El miedo a los símbolos es un símbolo más. Antes de su deriva hacia el crimen, socializar la propiedad de la tierra, del trabajo y de sus réditos fue una respuesta al abuso milenario que ordena en estratos billetes y personas. Zares, reyes y emperadores de la antigüedad verían con agrado su encarnación actual en quienes participan de consejos de administración como quien de una maniobra de extorsión social a salvo de jueces. La lucha cuya estética asume la campaña es, así, el reverso fugaz del que, en campañas pagadas a diario por las compañías eléctricas, venden como el libro verde lo que es solo el libro viejo y negro, hecho de páginas que se le hurtan al mundo solo porque con ellas el editor no gana dinero. Y no menos explícitamente explicado en las páginas de economía, en cómo los gestores del plan quinquenal son los que están sentados a la mesa.