martes, 4 de enero de 2022

Lo que el periodismo ha unido

En la encrucijada entre captar publicidad y hacer un periodismo que no parezca patrocinado por poderes idiotas o delictivos, El País imprime este anuncio cuyo único atractivo es el esfuerzo puesto en parecer una noticia. Es un recurso antiguo y seguramente uno de los pocos que hoy aún han de parecer atractivos a ojos de los anunciantes que huyen de la prensa escrita, como antes lo hicieran sus lectores.

El afamado libro de estilo ha de encogerse allí donde se halle ante los desvelos del departamento de publicidad del diario por captar ingresos en un mundo editorial que se desmorona. Más curioso es imaginar qué razonamiento cruza por la mente de quienes, en el anunciante, aprueban este publirreportaje tras haber abandonado la publicidad en prensa… porque nadie lee ya. Quizá porque Correos es en sí un anacronismo sometido a pruebas de subsistencia aún mayores, uno imagina un despacho en sus oficinas en las que todo lo anterior no importa porque si alguien está destinado a no juzgar lo que no se lee es quien gestiona lo que no se escribe. 

lunes, 3 de enero de 2022

Afeitando el idioma


Quizá porque la coherencia ha de parecerse al afeitado en que nunca sabes qué partes estás dejando sin pulir, una marca nacida en Barcelona en 1932, que imprime en su etiqueta todo un breviario de adjetivos sabidos –“genuina, auténticos, sinceros y concretos”- lo hace al servicio de una marca que suena a un apellido ¿británico?, ¿holandés?. Aunque la etiqueta sugiere un origen patrio, el anglicismo inevitable -aftershave- parece haber ido convenciendo a otras partes impresas para cambiar de idioma. Desde 1932 pasa a ser Since 1932. El genuino se convierte así en The genuine. El titular -Iconic fragrance- sufre también del contagio. Así, por el precio de un afeitado, también se afeita el lenguaje de quienes lo usan. Enternece ver el esfuerzo de una marca añeja, que uno recuerda en manos de los abuelos y en la peluquería de barrio de hace un siglo, por modernizarse. Pero es peculiar que una marca que exhibe su origen nacional, y en el grabado su cupo ancestral, trate ese patrimonio como pelos mal cortados al paso de la cuchilla de la supuesta modernidad lingüística.