lunes, 3 de enero de 2022

Afeitando el idioma


Quizá porque la coherencia ha de parecerse al afeitado en que nunca sabes qué partes estás dejando sin pulir, una marca nacida en Barcelona en 1932, que imprime en su etiqueta todo un breviario de adjetivos sabidos –“genuina, auténticos, sinceros y concretos”- lo hace al servicio de una marca que suena a un apellido ¿británico?, ¿holandés?. Aunque la etiqueta sugiere un origen patrio, el anglicismo inevitable -aftershave- parece haber ido convenciendo a otras partes impresas para cambiar de idioma. Desde 1932 pasa a ser Since 1932. El genuino se convierte así en The genuine. El titular -Iconic fragrance- sufre también del contagio. Así, por el precio de un afeitado, también se afeita el lenguaje de quienes lo usan. Enternece ver el esfuerzo de una marca añeja, que uno recuerda en manos de los abuelos y en la peluquería de barrio de hace un siglo, por modernizarse. Pero es peculiar que una marca que exhibe su origen nacional, y en el grabado su cupo ancestral, trate ese patrimonio como pelos mal cortados al paso de la cuchilla de la supuesta modernidad lingüística.

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