El alma de las compañías
expresa su ánimo en términos contables, o como mal menor, en anuncios ramplones
de patrocinio a un deporte, un famoso o, más raramente, a un evento cultural. Como
si las decisiones acordadas en una sala de dirección impidieran todo movimiento
–comunicación- cercano a la vida en sus más valiosos, y creíbles, términos, la
ortopedia publicitaria acompaña la inversión general de las marcas por contar
que les importa lo que a la gente. Es mejor una prótesis que un paso en falso,
y por eso, ante la evidencia de mentir en alto lo que tan explícitamente no se
es, cuando una marca ha de sumarse a un acto socialmente relevante, la
gracilidad que adopta su publicidad es la de un presidiario hablando de leyes. La
muerte de un actor es un hecho íntimo que mueve a dolor a quienes le quisieran,
y a falta de un anuncio pagado, y visible en nuestro país, por las grandes productoras
de cine a las que el fallecido ayudara a enriquecer, hay que ser valiente para
honrar su memoria sin tener, en vida o muerte del muerto, ni oficio ni beneficio
obvio. Que una multinacional imprima –o muestre en su página web a toda pantalla-
que la muerte de un actor les “llena de una profunda tristeza” tiene,
además de una sencilla y verosímil hondura, esa cualidad que pocas marcas
pueden lucir en su comunicación, sea la que sea: expresar un dolor o una alegría
que no es suya, al ser de muchos, y sin embargo no parecer, al hacerlo, un
buitre llegado para vendernos su plumaje.
sábado, 16 de agosto de 2014
viernes, 15 de agosto de 2014
fondo de armario del purgatorio
Que el más zafio carnaval
pueda ser mezclado con la mitología sin que lo primero sufra ha de ser porque
la inmunidad lograda por los alardes de lo primero es, ya, idéntica en sus
poderes a la que alberga la segunda. Cuando la comparación sangra del todo es
al intuir la figura del héroe, traído también de ambos lados a la vez. Que el
visual exija además el precio de pedírselo a Ouka Lele confirma que la
asociación de ideas viene, no de un error juzgado benévolamente por el
patrocinador en tiempo de verano, sino de una estrategia evaluada que
conscientemente cree más conveniente reciclar a Virgilio que los cuentos del
Decameron. ¿O eran la misma cosa?
el día que se te ocurre
Hay dos formas de llevar
un cliente que invierte el dinero anual que invierte Telefónica. Y
habitualmente es la que prefiere el cliente. La fortuna que cobra la agencia
por aceptar no tener nunca razón compensa de sobra. Y quizá por eso, inserta en
el anuncio (en sí mismo, una buena idea desperdiciada, sobre todo el día que
menos debieras poder permitírtelo), no hay una sola mención al poder de las ideas
por las que todo cliente, grande o pequeño, debiera pagar, mucho o poco. No es
así porque el cliente se lo gasta frecuentemente en tener razón y quién es una
agencia para poner pegas a ello. Uno no recuerda un solo anuncio de Telefónica
que no sea un tópico hilvanado con fortuna previsible, y en ello suena a
lástima echar a perder una asociación en la que ambas partes parecen estar tan
de acuerdo. No ha de ser fácil vivir sin 70 millones de euros anuales, y quizá
una forma de afrontarlo sea publicar un anuncio en el que se imprima “Hoy es el
día antes”.
miércoles, 6 de agosto de 2014
el colegio esférico
En los mismos días en
que el anuncio se dejaba ver en Argentina, también lo hacía un video doméstico en
el que un niño pequeño, preguntado por su madre argentina qué equipo va a ganar
el mundial de fútbol, responde varias veces que Brasil –son buenísimos, dice. Y
a cada respuesta del niño, más se ofusca la madre, a la que, más que divertido,
le parece una ofensa, una atrocidad. Patéticamente, la madre sugiere entonces
que ellos, en todo caso, van con México, con Colombia, pero nunca con Brasil, imposible,
insoportablemente con Brasil. Como hace cualquiera, la identidad nacional se
nutre de lo que puede más de lo que debe, y como sucede en Italia o España, la
personalidad colectiva argentina vive refugiada en un orgullo de hinchada más
que de ciudadanía. En otro anuncio, como éste argentino y con el mundial de fondo,
un discurso del papa pronunciado en Brasil, henchido de parábolas futbolísticas,
es utilizado para contar lo contrario de lo que el buen hombre dijera, y volcarlo
como un discurso patriótico, que no va menos contra Brasil de lo que va a favor
de Argentina. La habilidad para enervar partes de la sociedad que mejor haría
en atender razones más urgentes es un clásico de la publicidad deportiva en según
qué países. La sra. a la que le parece una aberración el que su hijo prefiera a
Brasil se merece la publicidad que ve, pero el niño no. La imposibilidad de la autorregulación
publicitaria es solo la de la capacidad de quien asiste a ella para
autorregular su mirada.
martes, 5 de agosto de 2014
rey desnudo con reloj
La transmisión de propiedades que va del
famoso a la marca que le paga por anunciar su producto se basa en la paradoja
de que, pagando a alguien relevante para que aporte su prestigio a la marca que
le paga, ésta lo emplea para anunciar que es al contrario: cómo la marca
identifica, unifica a los creadores, a los iluminados, a los pioneros, como si fuera
una marca de identidad, algo que permitiera distinguirlos de los seres
normales. El hilo que separa el uso prudente de un famoso de la identificación en
los valores de ambos –patrocinador y patrocinado- es tan frágil como entender
que lo que anuncias como símbolo de sensibilidad o genio ha de ser la primera
compra -un reloj, un traje, un coche de lujo- que cualquier mafioso o
futbolista analfabeto sale a lucir. Además, nada hay que funcione como un reloj
en un genio, al contrario: su talento, su capacidad creadora, revolucionaria,
se basa en ver un tiempo y un espacio distintos de los que caben en la estricta,
previsible, monótona maquinaria que constituye un reloj. Si de algo es testigo
un reloj, cualquier reloj, es del paso invisible de quienes siguen el suyo
propio. Otra cosa es la longevidad del tiempo, la duración constante, perfecta,
de sus partes, cómo su mejor virtud es que te sobrevive, seas quien seas. Solo
que esa es la campaña que, sin famosos, lleva años imprimiendo Patek Philippe.
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