lunes, 22 de mayo de 2017

contra el libro viejo


El miedo a los símbolos es un símbolo más. Antes de su deriva hacia el crimen, socializar la propiedad de la tierra, del trabajo y de sus réditos fue una respuesta al abuso milenario que ordena en estratos billetes y personas. Zares, reyes y emperadores de la antigüedad verían con agrado su encarnación actual en quienes participan de consejos de administración como quien de una maniobra de extorsión social a salvo de jueces. La lucha cuya estética asume la campaña es, así, el reverso fugaz del que, en campañas pagadas a diario por las compañías eléctricas, venden como el libro verde lo que es solo el libro viejo y negro, hecho de páginas que se le hurtan al mundo solo porque con ellas el editor no gana dinero. Y no menos explícitamente explicado en las páginas de economía, en cómo los gestores del plan quinquenal son los que están sentados a la mesa.

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