jueves, 18 de marzo de 2010

La mano que te da de vestir


Reverencia lo que temes, lo que te ofrece el puño cerrado para ser voluntariamente besado con los labios o por las malas con el resto de la cara. Lo mafioso y sus ritos son pura publicidad viral, como el miedo. Pero hace falta valor para apropiarte de ese ritual sin que tu marca sufra. ¿Sufre Dolce & Gabbana por reproducir la tan distinguida escena medieval en que un padrino es agasajado por un súbdito que viste con el mismo buen gusto que él? Enorgullecerte de que un criminal consuma lo que haces es repudiable, aunque no menos que no preguntarte jamás de que está hecho el que vive tras la frase ubicua “made in Tailandia”. Como si el significado de las imágenes se hubiera desgajado de sus formas, es legítimo que una marca de moda exhiba, para demostrarla, el poder de la elegancia en manos del poder de hacerse respetar. Observas el gesto de los modelos que simulan la farsa y lo entiendes. La mueca de la moda es la misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario