lunes, 18 de octubre de 2010

menos de lo mismo


No abunda en nuestro país –y fuera de él- la publicidad política que merezca ese nombre, y sí pueriles muestras de simplismo ideológico a la altura exacta, eso sí, de quienes la sustentan con su rostro o sus siglas. Y si algo sorprende es la carga mínima de contenido de vallas y páginas, comparado con el tono ampulosamente enfático con que los mítines y las ruedas de prensa se suceden como pruebas de sonido sobrecargado. Que el candidato de convergencia y unió sea el perfecto candidato mediocre que la política genera no vuelve más atinada la idea con que el psc le califica, pero aunque así no fuera, no es responsabilidad obligatoria de la publicidad decir más verdad que el resto de las comunicaciones que constituyen el mundo. El reverso de ese poder discreto de tanta publicidad inane, es imaginar al candidato montilla al serle presentada la valla, y sugiriendo cualquier otro color que no sea el rojo socialismo, como si esa aleación nacionalista de los partidos que es su sucursal regional, fiara su peculiar distanciamiento de los intereses nacionales al flanco contra el que le vienen las cornadas.

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