martes, 31 de mayo de 2016

popular pero menos


Atarse a un famoso supone exponerse al desgaste que éste pueda sufrir en su devenir profesional o personal, pero también, a las malas, refugiarse en su solvencia. Y casi se agradece que la frase entrecomillada, adjudicada a Gasol, sea lo más discreta, lo menos mentirosa posible. Porque mientras los números del prescriptor se mantienen a un nivel elevado pese al desgaste que supone la competición en la que opera, los de quien le paga por aparecer en sus anuncios empeoran consistentemente. Y lo que en la página 13 es una ilusoria promesa de solidez, en la 39 se desploma hasta niveles de realidad más contundentes:
El Popular está en los niveles de cotización de hace 24 años, los de 1992. Ahora vale 3.797 millones, un 40% menos que Bankinter. Y eso que el tamaño de este último es casi la tercera parte del Popular. Los 2.500 millones de la ampliación llegarán para desatascar una situación que parece irresoluble. El Popular tiene una gran cartera de inmuebles y suelo que le consumen recursos financieros y operativos. No puede venderlos porque le generan pérdidas. Al mismo tiempo, los bajos tipos de interés golpean al 90% de su negocio, que es de banca minorista, lo que cercena sus ingresos de forma irremediable.Por si esto fuera poco, ha tenido que recortar en 350 millones los beneficios de 2015 para asumir la devolución de las cláusulas suelo de las hipotecas. Esta bajada de ingresos ha provocado que el Popular tenga una rentabilidad sobre recursos propios (ROE) del 0,83%, una de las más bajas del sector, frente al 6,34% del Sabadell. La consecuencia de todo esto es que los inversores venden sus acciones, se devalúa la entidad y el peligro es que sea comprado por un competidor”.
La ironía de poner tu brillo al servicio de una marca que se desliza hacia la sombra va más allá del anuncio: Gasol viene de emplear los dos últimos años de su carrera en ponerlos al servicio de un equipo –los Bulls- que han decepcionado hasta la última de las expectativas. Ubicado antes de las páginas de economía y las de deporte, el anuncio existe, con suerte, ajeno a la idea obvia producto de cruzar ambas realidades: cuán Gasol podría ser, como su carrera profesional está a punto de demostrar, apenas un cliente más que sonríe antes de salir corriendo hacia otro banco, digo equipo.

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