sábado, 8 de octubre de 2011

En aguas turbulentas


Como tantas cosas que vienen en parejas, la religión y la publicidad caminan juntas y se llevan mal: como también el nuevo, el antiguo testamento no es sino una acumulación de relatos simbólicos para un público poco preparado para más hondas lecciones. Que es exactamente el trabajo de la publicidad: comprimir en cuentos fugaces y brevísimos lo que de otra forma ni escucharías. Pesada, rígida hasta la parálisis, pocas cosas nadan peor en aguas de la publicidad que la religión. Y sin embargo, esporádico como un milagro, se mueve.

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