jueves, 10 de noviembre de 2011

Al resto, la policía fiscal



El banco que paga este anuncio viene de anunciar la escasamente relajada noticia de que notificará a las autoridades fiscales estadounidenses la identidad de sus clientes originarios de ese país. También que ha provisionado 295 millones de dólares para afrontar cualquier acuerdo con las autoridades estadounidenses. Y aún es un resultado cómodo de acabar así el partido, pues al otro lado de la red (fiscal), UBS aceptó pagar 790 millones de dólares en 2009 para cerrar una demanda criminal, acompañada de la recomendación de las autoridades suizas de proporcionar a la Hacienda estadounidense los datos de 5.000 clientes acusados de evadir impuestos. El secreto bancario es, entre otras cosas, un delito bendecido por quienes nadan a oscuras y guardan la ropa desde lugares de la política y las finanzas. Asi que el prescriptor obvio no es aquí Federer, sino… la piscina. Y que el anuncio muestre una a pleno sol en un país donde se debe poder usar 20 días al año, cuenta esa virtud a la que Credit Suisse debe su fortuna: la liquidez real, posible, existe en Suiza bajo techo, oculta, a salvo no solo de miradas, sino de control sobre qué delito fiscal impunemente abona. Que la frase final hable de valores es solo una broma más.

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