lunes, 7 de noviembre de 2011

el futuro, en la siguiente página


Leer el periódico a partir de la última página modifica la noción de qué espera delante y qué detrás. Y así, como en El País de ayer, impreso tras la portada, el futuro del que habla el anuncio resulta ser… la encimera de la cocina. Es peor aún si llegado a ese punto, se recomienza a pasar el periódico de delante a atrás, porque el futuro, pegado a este presente hasta estar impreso justo por el otro lado del coche, es el que viene de contar el infierno político por el que se despeñan las economías europeas desde el estallido de la crisis mundial. Titular “ideas que nos descubren el futuro” es menos afortunado estos días que publicar “ideas que nos descubren el futuro del automóvil”. La diferencia es poca, pero evitaría que la idea real de futuro –global, doliente, destructiva- venga a posarse sobre el significado parcial que lo redirige a comprar un coche, cuyo precio –a partir de 30.000- suena además… a pasado. Al mismo pasado que en Estados Unidos, no hace ni cuatro años, hizo pronunciar –en vano, por supuesto- a los presidentes de las compañías Automovilísticas estadounidenses, rescatadas con dinero público, que su tecnología iría encaminada desde entonces a la sostenibilidad y la optimización. No es culpa de Audi que a las puertas de una depresión económica global, haya quien pida unos tanques en sus calles como en 1932 países enteros bendijeron otros. Tampoco ha de confundirse la arrogancia, la avaricia y la ceguera criminales de quienes han creado el mundo que tenemos con su perfecto derecho a elegir qué coche quieren pagar. Es solo que, simple y llanamente, al mundo le sobran 9 de cada 10 Q3 que Audi venderá en todo el mundo. No porque la tecnología que lo produce no merezca llamarse “futuro”, sino porque gran parte del dinero que lo paga no aspira a esas “nuevas metas, nuevas expectativas”, sino a lo contrario. Viejas metas, viejas expectativas, todo viejo. Como el futuro de ese 1% al que el periódico solo empieza a decirle algo en sus últimas dos páginas.

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