La metáfora deportiva es un deporte en sí en Estados
Unidos. En su vertiente más mediocre permite vender sin gran pudor ideas
políticas que son solo esteroides al servicio de sí mismos, y en su versión
mejor, describe el sueño americano como uno que se persigue con los ojos
abiertos. Por eso “It´s halftime in
America too” es un hallazgo que trasciende su perfecto simbolismo
publicitario –inserto en el descanso de la Superbowl- y cuya grandeza expresiva
ni siquiera necesitaría de esa otra gloria nacional –el héroe como colono de
una moral sagrada en tanto que orgullosamente propia- para esparcir un canto al
espíritu de un país, que Eastwood no simboliza menos fielmente… que el tamaño
de las aberraciones mecánicas que Detroit produce desde hace décadas. Por
supuesto, es una dimensión de la metáfora –la gloria como producto del tamaño-
que solo fuera de Estados Unidos se ve simultáneamente como un lastre al tiempo
que un motivo de orgullo. Es el intermedio en la industria automovilística de
ese país, y casi su derrota total, porque con la mitad de sus depósitos de
gasolina en cualquier otro país se va más lejos. Porque el arbitro
gubernamental hubo de ponerse de su lado mientras clama contra el
proteccionismo comercial en otras áreas del mundo. Y porque el país con el
mayor índice de gasto privado del mundo en relación con su PIB observa sus
hábitos de consumo con la energía afiebrada de un boxeador obeso al que
hubieran puesto a correr los 100 metros vallas sin previo aviso.
Parte de la emoción que contiene el discurso y tan
convincentemente encarna Eastwood está en el prestigio de la caída como razón
de esa forma de venganza que es el contraataque. Es puro espíritu
estadounidense y por eso las imágenes de Pearl Harbour podrían sustituir a las
de la cadena de montaje sin que el mensaje sufriera. Y es pura lógica
publicitaria llamar a la compra del producto nacional más disponible –el
patriotismo- para contar un coche como parte de los derechos que emana la
constitución. Solo que, lo que en otros países sonaría a ficción
sobredimensionada, aquí se escucha como si fuera una verdad impagable. Y lo es,
por supuesto. Esa es la razón de que mencionar el enfrentamiento político como
parte del problema sea leído, desde el partido republicano, como una toma de
postura a favor del presidente Obama. Lo es porque el despiadado boicoteo del
partido republicano a todo lo que sea puro sentido común es visto, por la misma
ley de la metáfora deportiva, como la expresión inocente de una pasión por su
país, no producto del razonamiento sino del espasmo: la política como un
movimiento muscular lanzado a la carrera. Aparatosa, innecesaria, Ensamblada
con más orgullo que cordura, la ristra de coches-tanque que circulan por las
carreteras norteamericanas dice de la imagen que un país tiene de sí mismo algo
muy parecido a lo que dice ver estos días la vergonzante carrera, a través de
las primarias, por la candidatura republicana a la presidencia, en noviembre. Es,
finalmente, una obra maestra de ese híbrido, no tan inusual, que es la
publicidad comercial engarzada con la identidad nacional. Siendo un himno, raramente
necesita de la sutileza que contiene el eslogan final que unifica a las cuatro
grandes marcas que pagan el anuncio. Y sin embargo es perfecto. Imperialmente
construido entre solo tres palabras, contiene el problema y la solución, el
adversario y la llamada a filas.
wow! este año no lo había visto! es... absolutely american!
ResponderEliminarel texto es genial jp! :D
ResponderEliminargracias, bonita :)
ResponderEliminares todo un género -argentina produjo varios ejemplos durante la crisis del corralito cía aerolíneas argentinas. nike españa lo hizo a finales del 2010... japón debe tener ejemplos estupendos tras fukuyima... pero mezclar a eastwood... la piel de gallina cada vez que lo veo
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