sábado, 31 de marzo de 2012

nueva vito de volkswagen

En la noticia de un nuevo canal de televisión dedicado a emitir cine, se lee a uno de sus directivos que “habrá dos pausas publicitarias a la hora, pero se harán muy cuidosamente para no interferir con la trama de las películas”. Y hay un reverso suculento en el tema, que pudiera salvar al cine de la publicidad y a ésta de lo que interrumpe: no ocultarla, sino insertarla mejor. Es decir, con más sentido. Habría que probar a advertir a los anunciantes de la trama del cine programado. Que éstos pudieran interactuar en sus anuncios con los protagonistas de la película que interrumpen. Lo que se perdería en exigir formatos infinitamente más baratos se ganaría en complicidad con el momento en que insertado. Dudosamente la sutileza inexistente con que la publicidad se maneja hoy entre lo interrumpido iba a sentarle peor a las marcas que lo hacen. Hay que imaginar, durante la emisión de El padrino, el corte advertido con tiempo suficiente para que un detergente pueda salpicar su mensaje de referencias a la mesa del restaurante en que Mike/Pacino viene de descerrajar dos tiros a sendos matones. O a una compañía aérea interrumpir con una más saludable alternativa la escena en que Sonny/Caan viene de ser acribillado en un paso aduanero, dentro de su coche. Qué perderíamos por intentarlo. Quién sigue mirando la pantalla cuando aparece un anuncio hoy día. 

1 comentario:

  1. jajaja! que bien descrito! no sé que será más contraproducente ...

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