jueves, 10 de julio de 2014

gracia

A casi un siglo de que la gripe o influenza matara a cien millones de personas, el bacilo de la influencia campa con una inmunidad casi idéntica. Si los millonarios que aspiran a la invisibilidad fiscal patrocinan sin pudor a cada uno de los candidatos del partido republicano en Estados Unidos, en Europa los lobbistas a sueldo de farmacéuticas, empresas armamentísticas, eléctricas, tabaqueras y demás benefactoras de la humanidad hacen por la neutralidad de las decisiones políticas lo que los Cien mil hijos de San Luis por la democracia y el laicismo españoles en 1823. El día que sigue a la coronación del nuevo rey, cinco de las mayores empresas del Ibex 35 publican en El País respectivos anuncios felicitándose de la monarquía, en lo que ha de ser gratitud por los servicios prestados por el anterior rey a las empresas españolas en su internacionalización, aunque ninguno de esos anuncios, extrañamente, llame a las cosas por su nombre, como si tal fuera innombrable, o como si fuera algo que, contado mil veces desde la casa real, estuviera fuera de lugar cuando el consejero delegado de la empresa monárquica da paso a otro. Se desperdicia así una de las dos versiones posibles que explican la natural proximidad de un rey a quienes, desde el pináculo de sus respectivas multinacionales, disfrutan de beneficios ganados con idéntica legitimidad. “No sé si es bueno o malo” –confesaba hace un lustro el presidente de uno de los dos mayores bancos de España, al citar su sueldo, evidentemente obsceno, sumadas las partidas que lo componen. Tener a un rey en nómina es un privilegio si el trabajo de éste, como parece ser el caso, redunda en beneficio del empleo en cada una de las empresas españolas para las que negocia su influencia. Y la única forma de evitar pensar en cuán obviamente sus privilegios le acercan más a quien reina en una multinacional es cuantificar lo que hace por la empresa en cuestión. Felicitar a un rey por serlo es, enésimamente, además de publicitariamente patético, tratar a los accionistas minoritarios como lo que no son. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario