Ningún espectador más pasmado ante la publicidad que quien, desde el
consejo de dirección de una empresa, ha de asistir a la propia. Aunque esa
sensación está al alcance de cualquiera que empiece a leer el periódico por el
final. Así, uno puede empezar por la última página del suplemento dominical, y
su recurrente campaña actual de Apple llamando a sumarnos a la creatividad
humana que alienta la tecnología, simbolizada en ese titular –“¿cuál será tu
verso?”-, y llegar a las páginas interiores del periódico, donde poder leer que
esa misma firma viene de acordar pactar al margen de los tribunales para evitar
el juicio por pactar precios de los libros electrónicos. Reclamados 620
millones de euros por los demandantes –asociaciones de consumidores
estadounidenses-, la denuncia acusa a la marca de cobrar 280 millones de más a
los usuarios de su librería electrónica, cifra finalmente triplicada tras
denunciar el juez la elevación artificial del precio de los libros
electrónicos, tras conspirar con los grandes grupos editoriales, violando las
normas de la competencia. “Leemos y
escribimos poesía porque pertenecemos a la especie humana” –dice el anuncio,
mientras tanto- “La poesía, la belleza,
el romanticismo, el amor son las cosas que nos mantienen vivos. Citando a Whitmann –“oh, mi yo; oh, vida de
sus preguntas que vuelven; del desfile interminable de los desleales; de las
ciudades llena de necios; qué bueno hay en estas cosas, oh, mi yo, mi vida”. Y
no miente, por supuesto. Nada tan
obvio como lo que mantiene vivas a las empresas.
jueves, 10 de julio de 2014
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