Los ultimátum en política duran menos en el
mundo que el fiambre en la nevera, asi que recordamos que este anuncio fue publicado diez
días después de que el gobierno catalán declarara, o amagara con declarar, la
independencia tras un referéndum ilegal o su intento. Firma el anuncio una
marca de charcutería y su eslogan podría haberlo firmado el gobierno catalán,
que hace lo que hace para que nada ni nadie –mucho menos la ley- les quite su
manera de disfrutar de la política. Que la estrategia de una marca que
viene apostando por el humor –el bueno y el mediocre- responda al malestar de
estos días con una llamada a la seriedad es un chiste más en tiempos en que la
seriedad en política es ubicuamente apenas una ocurrencia tras otra, a cual con
menos gracia. Y la idea que hay tras el anuncio sería aún mejor si su
equidistancia respecto a la mediocridad de quien vulnera la ley y la de quien
no la defiende con la sabiduría suficiente fuera o más clara o mejor expresada:
declararse “dependientes de la libertad
de la expresión sin miedo a fracturar una amistad, una familia o una comunidad
de vecinos” es un jeroglífico sin sentido, y peor aún, algo que queriendo expresar
al limbo en el que aspira a posarse el anuncio, suena a la bruma desde el que
el gobierno catalán interpreta la libertad de expresión: esa que esconde un
muro a cada metro. Decir que la convivencia, la ley y la verdad sobre derechos
y deberes no es una broma habría sido más claro que este chiste que menos se
entiende cuanto más se cuenta.
lunes, 16 de octubre de 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario