lunes, 16 de octubre de 2017

y mañana hablaremos de chorizos


Los ultimátum en política duran menos en el mundo que el fiambre en la nevera, asi que  recordamos que este anuncio fue publicado diez días después de que el gobierno catalán declarara, o amagara con declarar, la independencia tras un referéndum ilegal o su intento. Firma el anuncio una marca de charcutería y su eslogan podría haberlo firmado el gobierno catalán, que hace lo que hace para que nada ni nadie –mucho menos la ley- les quite su manera de disfrutar de la política. Que la estrategia de una marca que viene apostando por el humor –el bueno y el mediocre- responda al malestar de estos días con una llamada a la seriedad es un chiste más en tiempos en que la seriedad en política es ubicuamente apenas una ocurrencia tras otra, a cual con menos gracia. Y la idea que hay tras el anuncio sería aún mejor si su equidistancia respecto a la mediocridad de quien vulnera la ley y la de quien no la defiende con la sabiduría suficiente fuera o más clara o mejor expresada: declararse “dependientes de la libertad de la expresión sin miedo a fracturar una amistad, una familia o una comunidad de vecinos” es un jeroglífico sin sentido, y peor aún, algo que queriendo expresar al limbo en el que aspira a posarse el anuncio, suena a la bruma desde el que el gobierno catalán interpreta la libertad de expresión: esa que esconde un muro a cada metro. Decir que la convivencia, la ley y la verdad sobre derechos y deberes no es una broma habría sido más claro que este chiste que menos se entiende cuanto más se cuenta.

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