jueves, 24 de febrero de 2022

Anuncia lo que no entiendes

Hay casas diseñadas por quien paga la obra, libros impresos por quien los ha escrito, y anuncios estructurados según las instrucciones del anunciante. En todos los casos suele notarse bastante. Cada tipo de vanidad va acompañada de una forma de arrogancia, de ignorancia, o de ambas. Y como ilustra este anuncio, en el caso de la publicidad la temeridad oculta -poco- la forma en que tantos anunciantes necesitan un logopeda. 

El patetismo se mezcla con la ternura de quien es capaz de pagar lo que cuesta salir a página completa en un periódico de difusión nacional con un anuncio que no se entiende hasta la novena (de diez que contiene) línea de texto que imprime. Caótico, sin que una sola de las prioridades a contar esté donde debe, exige llegar hasta la penúltima frase para saber de qué está hablando. O más precisamente, qué tiene que ver algo de eso con quien improbablemente se pare a leerlo.

Especialmente sonrojante, tanto la frase “Información correcta, elecciones correctas” como el orden en que la a antecede a la b y así hasta la d, exponen la incapacidad del anunciante a la hora de entender cómo hablar en público cuando quien lo hace por ti es un discurso publicitario que no entiendes. Antes o después dejar de leer equivale a dejar de pensar. Y quien ordena diseñar así este anuncio sugiere cuán hace mucho que no abre un periódico.

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