miércoles, 2 de diciembre de 2015

bizca mi conciencia



Creada para mejorar la imagen de una empresa, la responsabilidad social corporativa sirve demasiadas veces para que en las fotografías aparezca bizca, un ojo apuntando hacia lo que sus departamentos de relaciones públicas transmiten, otro hacia lo que el alma misma de la compañía es a oscuras. El mismo día que El País imprime la vida hermosa de Dorian Grey y su compromiso con el futuro del planeta, la sección de economía informa de lo que ocultan sus armarios: multada con 25 millones de euros por la CNMC por manipulación del precio de la energía eléctrica, la sentencia considera probado que “manipuló el mercado en un contexto de altos precios y un escenario de elevada demanda. Redujo el volumen despachado desde los 51 gigavatios/hora hasta cantidades inferiores a los 20 GWh. Lo que supuso, en solo 24 días, 21 millones de beneficios.” En esta hora de sufrimiento, les acompaña La Caixa y Santander, multados con 9,4 millones de euros días antes por, respectivamente, aspectos relativos a la comercialización de preferentes y por recibir comisiones que no se ajustan a lo establecido. A minutos de convertirse en el mayor concurso de acreedores de la historia empresarial de España, el presidente de Abengoa, despedido hace un par de meses, fue indemnizado con 11,48 millones de euros. El presidente de Indra, despedido a principios de año, cobró por ello 12,1 millones pese a que la compañía está inmersa en un ERE para 1.700 trabajadores y a acumular pérdidas de 560 millones hasta septiembre. El ex consejero delegado de FCC cobró 7,5 millones entre pérdidas de 1.500 millones en 2013 y de 721 millones en 2014. Qué temperatura más estable en los despachos en los que se dirigen las compañías. ¿Cambio climático? ¿qué es eso? –han de pensar- Y sobre todo, ¿cómo puedo entender algo si mi sueldo no cambia en el desastre o en el apogeo?.

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