viernes, 7 de junio de 2013

leo, luego no entro


La extrañísima armonía consigo misma con que SCPF engrana campañas para el banco Sabadell que dan por hecho lo que pocos más –que el que compra un periódico lo hace para leer, eventualmente para pensar mientras lo hace- halla su más asombrosa coherencia al descubrirles patrocinadores únicos de la Feria del libro de Madrid, estos días en el Retiro. La obviedad de que un banco prospera en la ignorancia de sus clientes se enfrenta así tanto a la perseverancia de la agencia en educar a un anunciante como, en este caso, a la claridad que éste no puede permitirse en su relación con sus clientes. El compromiso solidario, la comprensión profunda del otro, el aliento por el bienestar global… la imposible síntesis de humanidad y negocio bancario impregna su campaña testimonial reciente con el mismo paso confiado e inverosímil con que la evolución de las especies asoma en su campaña actual. Inserto en un mercado –el de los libros- que aspira a ser una feria ambulante todo el año, la publicidad del Sabadell –compleja, bella, exigente- al tiempo que patrocina, se ve patrocinada por el sector al que apoya estos días: vendido como el apogeo de la literatura, es en realidad solo contabilidad. Cuántos de los libros que la gente compra son solo un Excel lleno de cualquier cosa, sin valor alguno, hecho para que creas comprar algo que no es. Más valiosamente, para que ignores aquello que sí te haría mejor, más sabio, más preparado para entrar en un banco a salvo. 

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