El prodigio es invisible a ojos de quienes no hayan
intentado realizar recientemente una portabilidad con la empresa que paga el
anuncio. Si cualquiera que haya manejado una navaja sabe que lo más delicado es
cerrarla y no abrirla, el visual es una rareza publicitaria: aspirando al
simbolismo, cuenta una verdad literal: hasta nueve correos electrónicos
enviados a lo largo de marzo y abril de este año demuestran el intento de hacer
llegar un doc (jpeg o pdf, indistintamente) necesario para activar el contrato.
Y quizá la tecnología que sirve de reclamo sirva también para confundir la
propia definición de la compañía, porque quienes llaman una semana después de
cada uno de los correos creen trabajar en otra empresa, acaso en un taller de
mangos para navajas. Cada uno de esos nueve intentos, lo que el amable
interlocutor te dice es que es mejor si lo envías por fax. Nueve veces
dicen tener problemas con el correo electrónico en que se reafirman cada vez
que insisten preferir el fax. Dado que ni una de esas nueve veces el mensaje es
devuelto, es posible que el encargado de abrir el Outlook esté pegado al fax,
esperando ese doc. Tardan una semana respectiva porque dicen no tener gran
contacto con el dpto. encargado de no recibir por no correo electrónico el no
doc. que necesitan para activar la no portabilidad. Cómo pretender comprar un
fax si han de tenerlos todos ellos, miles, y un empleado de la marca junto a cada
uno, preguntándose qué querrá decir “gestionar las comunicaciones móviles” si la
única que conocen -el fax- no se mueve nunca de la mesa. Donde no mienten un ápice
es en que “es mucho más sencillo”: basta con llamar a otro proveedor de telefonía.
Uno que, en vez de ayudarte tanto a potenciar tu negocio, se limite, por tu
bien, a revisar de vez en cuando su correo electrónico.
sábado, 1 de junio de 2013
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