lunes, 9 de junio de 2014

make em read


En un país en el que el sentido del humor incluye votar sistemáticamente a todo primate más o menos evolucionado que presente el partido republicano a las elecciones presidenciales, Fallon Mc Elligott –el prodigio que desde Minneapolis marcó dos décadas de la publicidad estadounidense- sembró de anuncios altamente improbables los medios de su país, y pocos como la campaña que a mediados de los noventa realizó para Dublin productions. Creada en un tiempo no tan lejano donde se asumía que un anuncio sobre humor bien podía exigir leer, o más pasmosamente, que quienes llenaban de anuncios falsos, consistentes en una imagen y un logo, las publicaciones sobre lo mejor de la publicidad anual eran justo los mismos que iban a leer ese anuncio, acaba contando algo igualmente magnífico: que el humor mejor pudiera ser el que te hace pensar antes de reír. Que la risa, o la complacencia en lo absurdo del mundo, acaso resida en el interior de la mente, donde la risa pudiera hacerte más sabio y no solo más ruidoso.

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