La
forma en que la moda se toma en serio a sí misma llena las revistas del sector
de anuncios que son muchas veces solo mirada fanfarrona o languidez risible,
como si contar algo –una mera combinación de tejidos tintados y costuras
adecuadas- que necesita ser otra cosa –la encarnación textil y explícita de tu
personalidad- no fuera lo que todas las marcas de todos los sectores posibles vienen
haciendo desde siempre. Como si existiera un pacto con quien compra esas
revistas, mimetizar el vacío con el vacío del anuncio siguiente pudiera acabar
contando que cualquier esfuerzo por añadir una mínima cuota de simbolismo
afectaría a la propia esencia de la moda, poniendo a ese niño en el camino del
rey desnudo. Y no. Ni para contar algo nuevo necesitas salir del mundo que
habitas, ni ese algo exige ser un algo evidente o meramente ambicioso. Ligar la
calidad de una prenda térmica a la paz que aportan los lugares en que podrías
vestirla no deja de vender una prenda que, además de calor, aporta los
atributos que la moda necesita para sentirse tal. Es un pequeño paso para la
marca que lo paga, y dudosamente un gran salto para el sector que viene a
interrumpir.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario