sábado, 20 de septiembre de 2014

un buen comienzo en el infierno



Apenas un mes desde que el banco Espírito Santo fuera rescatado por 4.500 millones de euros de los fondos europeos, de que sus accionistas lo perdieran todo, de que fuera escindido en dos bancos –el malo y el nacionalizado temporalmente-, su reencarnación se anuncia en el mismo periódico que imprime estos días el cese, tras solo dos meses en el cargo, del encargado de vender la entidad para recuperar el coste del rescate. Si asombra más bien poco que quien elije anunciarse en un medio, lo haga esperando que nadie lo lea, menos aún –Bankia queda cercano- que la redacción del texto ignore la más elemental vergüenza ajena –“servicios de eficacia contrastada… comprometidos en hacer cada vez mejor aquello que ya venían haciendo bien: servir eficazmente a millones de clientes”-, que solo se explica en que, como es obvio, esa es la respuesta que han de dar a quienes entren en su oficinas a preguntar cómo un banco tan eficaz y tan solvente en sus servicios puede generar un agujero contable de 4.900 millones de euros. Tan clásicamente publicitaria ella, tan al alcance de la comunicación de cualquiera que necesite vender como fuego las cenizas, la mariposa está llena de gusanos. 

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