Improbablemente
quienes salen en el anuncio habrán visto a Jordan en su plenitud, es decir, al
Jordan de los movimientos recreados, pues todos tuvieron lugar o antes de que
nacieran o a una edad muy temprana para poder recordarlos. Y sin embargo el
anuncio apela a una memoria social que, siendo inmediatamente reconocible para un
adulto coetáneo de Jordan, puede reencarnarse en admiración infantil gracias a
otros factores, especialmente youtube, o más sutilmente, haber asistido a la
carrera de Kobe Bryant, construida a partir del mismo molde de movimientos
asimilados hasta hacerlos propios. Como cualquier atributo mínimamente
complejo, la paradoja es un recurso no muy frecuente en publicidad, y que
quienes mejor son capaces de entender el anuncio sean, simultáneamente, los únicos
que ya no pueden calzarse unas zapatillas de baloncesto es un enésimo favor de
Nike a las posibilidades, generosamente calculadas, de la idea adecuada.
domingo, 14 de septiembre de 2014
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