Quizá porque su historia no se remonta más allá de un par de siglos
largos, en Estados Unidos la mirada hacia delante convive con una hacia atrás
más libre de cargas que las que frecuentamos en Europa. Es así como un deportista
de élite puede aceptar, y disfrutar, verse retratado en un anuncio como una presencia
que envejece, que es superada por quienes tienen algo –piernas- que él ya no.
Lo justo es, así, una noción que tiene que ver con aceptar el pasado
o el futuro. Y que viene de colisionar, esta misma semana, con los 13.000
millones de euros de multa impuesta por la Unión europea a Apple por beneficiarse
durante años del oasis fiscal con el que Irlanda, como Luxemburgo, estafa al
resto de países de la Unión al perdonar el impuesto de sociedades a las
multinacionales que hallan caladero seguro sin llegar a enarbolar del todo la
bandera pirata.
“Lo justo –dice hace unos
días el director financiero de Apple- sería
pagar 4.000 millones”. Que es, volviendo al magnífico anuncio con Bryant, como
si éste aceptara solo una tercera parte del envejecimiento que le corresponde
dentro y fuera del spot. “Es basura
política” –dice Tim Cook, su presidente, en paralelo. Y lo que quiere decir
es que quien tiene por logo una manzana mordida tiene derecho a no ver el
mordisco, a no considerarlo justo. Si quería a alguien que simbolizara esa
defensa convertida en ataque, Bryant es perfecto, demasiado para una marca que
gana los partidos a base de comprarlos.
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