En la sospecha de que la idea
original era aprovechar ese magnífico #shotin2016 que en español no puede ser
traducido –y así aparece camuflado-, el anuncio remite al otro de sus
referentes explícitos: la campaña mundial de Apple, que basa en la calidad de
su cámara el lanzamiento de los últimos dos iphones. Sustituir el glamour de
las imágenes que barnizan la superficie de decenas de lonas por una que muestra
las consecuencias de un conflicto armado es un puñetazo a la cara de quienes
escogen ver el mundo a través de su móvil y no del periódico que cuenta las
matanzas en Siria. En un sector en el que la inmensa mayoría de los anuncios
nacen y mueren sin una sola idea dentro que las mantenga en pie, uno que no puede
contar con su mejor concepto y aún así se mantiene erguido, es un prodigio.
martes, 18 de octubre de 2016
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