martes, 21 de marzo de 2017

a una frontera por otra



Como en la vastísima línea divisoria que separa en política lo que se debe decir de lo que el público está dispuesto a escuchar, la tierra de nadie que en la publicidad humanitaria separa los mensajes que se dan –drama humano generalizado- de los que más urgentemente necesitamos oír –cómo ese drama sucede, no ante nuestra ignorancia, sino ante nuestra indiferencia- rara vez alumbra anuncios en los que recordar a quien los mira que el día a día es narcótico bastante para ver en el sufrimiento de millones de personas justo otra rutina, tan previsible y familiar que puede ser contemplada, y comparada, con esos capítulos infinitos de las series que tantos se afanan por ver. Un mundo preocupado, no por cómo acaba una historia, sino por cómo continúa, reencarnada, en una temporada más, merece el valiente y brillante símil que viene para llamarnos exactamente lo que somos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario