miércoles, 2 de marzo de 2011

orwell de blanco




Michael Radford no dirigiría su versión para cine hasta mediados de ese año, asi que lo que hizo Apple en 1983 fue recrear simultáneamente una distopia –la que escribiera Orwell- y apostar por una utopía –que la memoria del espectador almacenara la parábola sobre la que se sustentaba el lanzamiento de su primer Macintosh. Dirigido por Ridley Scott, el anuncio es un clásico, y un ejemplo espléndido de guión adaptado que no naufraga al aparecer el logo que patrocina la adaptación. Como en el festival anual que en Dublín celebra el día de Ulises Bloom sin que nadie declare haberlo leído, Orwell era una presencia opcional en el momento de asistir al anuncio en 1984, y hoy tampoco necesitamos verlo como lo que ha acabado simbolizando, sin pretenderlo: una andanada creativa contra el gigante unificador que por entonces aún no era Microsoft.
Lo que Motorola ha hecho, veintiséis años después, es aún más valiente. Contando a Orwell cuenta a Apple, y la metáfora elegida es tan brillante como ambiciosa: que la marca que se postuló para liberarnos de la corriente dominante haya crecido hasta convertirse en otra marca dominante, es menos cierto que contable. Pero el símil funciona, y que funcione en parcelas de la realidad de 30 segundos de duración es todo lo que necesita. Eso y Youtube. Porque dudosamente quienes se vieron reflejados en lo que Macintosh suponía en 1984 son quienes entran estos días en una tienda para llevarse una tableta de Motorola. También, claro, porque, con 20 o 50 años, nadie que haya usado Mac volverá jamás a pc. La referencia a Apple ya no necesita entenderse en directo, durante el tiempo que dura el anuncio, dado que Youtube funciona como un servicio postventa. Y con su metáfora ocurre lo mismo: aunque su mayor apuesta fuera cierta fuera de los anuncios –el tintado de un mundo en el blanco Apple- la arquitectura Macintosh, física y mental, sigue siendo la de David frente a Goliat. Si Motorola, como otros, camuflan mejor hoy su condición de blanco obvio tiene más que ver con la miniaturización de sus pantallas que con la puntería del martillo. O la cualificación con la que el público asiste a todo esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario