Saber si estás ante un anuncio demasiado sútil o demasiado mediocre
lleva lo que mirar un mapa de Estados Unidos. Descubres, así, que lo que el
anuncio podría querer contar con la presencia de Harden y de Durant –que “realizar tus operaciones en un momento y en
cualquier lugar” aspira a decir que puedes hacerlo de una costa a otra del
páis en que viven- es solo lo que parece a simple vista: mero empleo de las
imágenes cuyos derechos compraras, sin que eso tenga relación alguna con lo que
cuenta el anuncio. Houston y Oklahoma City distan solo una frontera entre
estados, asi que eso ayuda también a ubicar el papel de los futbolistas que
aparecen: no señalar la distancia entre Madrid y Barcelona, sino simplemente
mostrar dos jugadores por cuyos derechos se pagara en su día. El banco es
español y quizá eso explique que se sientan más cómodos manejando la fama que
la idea. Tenemos así, juntos, algo eminentemente bancario: al mismo tiempo una
apuesta y un desperdicio: la de patrocinar la nba como forma de avanzar en la
penetración en ese país, y simultáneamente, la renuncia a emplear siquiera el
más mínimo caudal simbólico –el geográfico- que viene con ese contrato. El
anuncio acaba contando, pues, que los representados, que se ganan la vida
moviéndose con rapidez, realizan sus movimientos en un momento y en cualquier
lugar. Ni para eso necesitan un banco. Ni el banco a ellos. Pero son famosos.
Cierto. Quién querría más.
miércoles, 2 de octubre de 2013
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