viernes, 29 de mayo de 2015

lo que no supiste como explícito



Cinco meses después de que la campaña navideña de loterías sugiriera el dolor del que no juega como acicate para el que sí, el duelo vuelve a jugar un papel en la posibilidad de enriquecimiento. Solo que no está claro si quien se lamenta así aspira a representar a quien gana ese premio o a quien lo pierde. Cierto que el impacto no mengua en ninguno de los casos, más extraño es que el anuncio no sea claro en definir a quién elige para defender la idea. Uno pensaría que es un acto de sutileza inusual en el sector, pero apostaría mi casa a que tal alarde no cabe en la estrategia de un anunciante dudosamente clarividente como sea éste. En mi apuesta, el gesto es de dolor. Y eso hace el anuncio más interesante, pues ¿quién querría jugar a algo en lo que tus posibilidades de ganar son prácticamente inexistentes y que además te deja semejante cara?. Si el gesto es de alegría, entonces va más allá de fijar lo que en el anuncio navideño era un instante –aquel llanto, mezcla de alegría y pena previa- y se aventura en terreno publicitariamente más osado: el de contar la felicidad plena a través del llanto. Si es raro no es porque éste sea el único anunciante que pueda escoger ese camino sin dejar por un instante de ser creíble. Sino porque entonces cómo entender el reguero de anuncios estúpidos sin pudor que jalonan la trayectoria de Loterías y apuestas del estado. 

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