miércoles, 3 de noviembre de 2021

Mejora esto


Incluso con un océano de por medio, la celebración de la muerte bajo los rasgos festivos de culturas como la mexicana da para subsistir incluso en entornos mucho más austeros: cuando en 1914 el irlandés James Joyce vio publicado su libro de relatos Dublineses, incluyo uno -Los muertos- que describe el tránsito de una celebración hacia la melancolía del fin de la vida. Ese es también el año en que dio comienzo la Primera Guerra Mundial, y también esos muertos viajan hoy hasta caber en el relato.

Honrar a los caídos, propios o ajenos, incluye la celebración de su memoria y la alegría de haberla compartido o gozado. Pero raramente esa conmemoración de la vitalidad pasada llega hasta la proyección pública de esa memoria. Quizá por pudor, quizá porque una cosa es celebrar la vida delante de la muerte, y otra muy distinta sostener la celebración de esa vitalidad en público y en alto. 

De cuantos tics acarrea la vida, los del luto son los más inflexibles y vestir de negro estricto durante el resto de la vida era, hasta hace poco, una exigencia moral a ojos de la sociedad -generalmente atrasada- entre la que sucedía la existencia. Y quizá porque el deporte celebra precisamente el vigor y la exhibición de la juventud, sus ritos públicos son algo más abiertos. Tanto como para emplear la memoria del ausente como motivación para convertirte en él. O al menos, en el tópico sobre el que construyó su carrera -el esfuerzo, el trabajo, la motivación sin límites.

Pero una cosa es el concepto y otra el tono, la energía -contenida o expansiva- puesta en cómo se ejecuta. Para quien no conociera la muerte de Bryant, el spot es, hasta sus segundos finales, uno más de la larga secuencia de anuncios magníficos -alegres, reflexivos, ambiciosos, triunfantes- que aquel protagonizara durante sus veinte años como jugador profesional. Hablando de alguien que acaba de morir, el tono del anuncio es sorprendentemente vital. Y eso honra a Bryant más que cualquier tristeza callada. La energía, el espíritu indomable que representara habla, así, de otra muerte, esta en vida: la que sucede cuando te rindes, cuando te resignas. No es sencillo ser mejor que Bryant. Que a su muerte se te anime a serlo es algo con lo que él estaría probablemente de acuerdo.

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