En general es mejor estar a la altura de la idea
que se escoge adoptar, incluso si ésta tiene que ver con la política. La
coyuntura que anima la idea del anuncio parte de esa tesis –aprovechar la
proximidad de las elecciones- pero se cuida mucho de aprovechar las posibilidades
plenas de la asociación. Y tiene sentido, pues aunque la política del pp sin
duda contribuye a dejar un país más pobre –en lo cultural, en lo económico, en
la permisividad o el amparo de la corrupción- es cierto que la generación de
pobreza –verdadero núcleo del capitalismo en su fase actual- no necesita ya de
la política para ayudar a las empresas en ese empeño. La oportunidad perdida no
tiene que ver con un anuncio –que poco puede donde otras fuerzas no- sino con
esa renuncia de una ong al que debería ser su verdadero, y más sólido objetico:
no recaudar, sino educar. No solo financiar sus campañas anuales, sino contribuir
al cambio de modelo, que pasa, más arduamente, por dejar de votar a las
empresas que destruyen empleo a cambio de enriquecer de forma obscena a sus
gestores, y más fácilmente, por dejar de votar a quienes desde el envase de la
peor política pregonan un mundo más estulto, mezquino y ciego. En un mundo que
ama odiar, escoger la política para denunciar lo que no se hace es afrontar una
mirada polarizada a poco que añadas nombres a la denuncia pública. Solo que,
dado el propósito del anuncio, justo esa pudiera ser la opción sensata si se
aspira a rentabilizar el dineral que cuesta la inserción.
jueves, 29 de octubre de 2015
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