La
identidad nacional financiada por la lotería no debiera sufrir más que
relacionada con el partido que la representa por turnos, o con la sarta de
sandeces o crímenes adheridos a ese caparazón. Y sin embargo lo que podría
haber producido esto es justo la ausencia, extrañamente pudorosa, de organismos
oficiales que puedan firmar algo así, como si el ministerio de cultura que
ampara el toreo o el ministerio de gobernación sintieran vergüenza por un fuego
artificial mucho más explícito que los que conforman su día a día. Qué si no un
espectáculo de luz y sonido es el gobierno actual, qué si no la noche espera
tras uno más de sus mítines a la salud de una idea bobalicona de nación, que es
la que le rinde réditos electorales. Uno imagina un consejo de ministros y lo
raro es que no se peleen por firmar el anuncio.
domingo, 25 de octubre de 2015
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