viernes, 15 de octubre de 2021

Sin tiempo para lucirlo



Proscrita la publicidad de algunas de las cosas que nos matan -tabaco, alcohol-, pervive la de otras que solo lo hacen en las películas. Y a veces solo porque la publicidad ha llegado tarde al uso del producto como arma. Si el reloj que emplea James Bond hubiera sido desde el principio de la saga apenas el reloj que viste, dudosamente el patrocinador habría aceptado que se use para matar gente en pantalla. 

Compartir la miseria con el daño o destrozo frecuente que sufren los Aston Martin ha de ser escaso consuelo, a ojos de ambos, comparado con el siempre lúdico uso de que goza Martini en las mismas manos. Mezclado, no agitado, el peligro y el lujo se unen en este anuncio como si el tiempo para vivir y el tiempo para intentar que no te maten tuviera ya entre nosotros las mismas posibilidades.



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